Por Camila Rivera
Didacttia
Esta postura no define los estilos en función del aprendizaje, sino orientado en forma más amplia a la organización mental individual (Chevrier y otros, 2000). Sternberg (1999) postula una teoría del autogobierno mental en la que establece una analogía entre los diferentes sistemas de gobierno y las maneras en que las personas nos gobernamos a nosotros mismos. Por otra parte, también intenta dar un soporte a sus planteamientos enunciando una teoría de la inteligencia en función de dicho autogobierno.
En el simposio de 1985 (Sternberg y Detterman, 1985), Sternberg afirma “la inteligencia es el autogobierno mental”. La esencia de la inteligencia es proporcionar los medios para gobernarnos a nosotros mismos, de modo que nuestros pensamientos y acciones sean ordenados, coherentes y adecuados a las necesidades internas y del medio. Las formas de gobierno típicamente se organizan en tres poderes: legislativo, ejecutivo y judicial. Lo mismo sucede en la mente. Debemos distinguir entre cognición y metacognición para diferenciar las funciones legislativas y judiciales de las funciones ejecutivas.
Los gobiernos son casi inevitablemente de naturaleza jerárquica, al igual que la inteligencia. Los diversos teóricos conceptualizan las jerarquías de manera distinta. La organización más adecuada dependerá de los objetivos que se quiera alcanzar.
Es importante reconocer la existencia de diferencias individuales en las formas de autogobierno mental: algunos individuos parecen tener mentes menos organizadas que otros, parecen estar dirigidos en su funcionamiento por un número menor de aptitudes.
La inteligencia debe ser considerada en el contexto en que se aplica, esto incluiría aspectos intrasujeto y también aspectos sociales. La inteligencia debe ser juzgada según diversos criterios. En la Teoría Triárquica de Sternberg (1997) la velocidad de la ejecución del componente, la exactitud de la ejecución del componente y la aptitud para aplicar los componentes de la inteligencia a situaciones prácticas son aspectos diferentes de la inteligencia y no deben ser considerados como una sola cosa y medidos como tal.
Como se ha mencionado, Sternberg (1999) postula una teoría del autogobierno mental, basándose en el supuesto básico de que los tipos de gobierno que tenemos en el mundo no son construcciones meramente arbitrarias, sino que, en cierto sentido, son reflejos de la mente. Los gobiernos serían el resultado de las organizaciones mentales de las personas y, por ende, de la manera en que cada uno puede gobernarse a sí mismo. Es en este sentido que la teoría resulta interesante, al postular que las personas que resultan ser más exitosas son aquellas que tienen un mejor autogobierno; es decir, aquellas que son capaces de fijarse una meta clara y realizar todas sus acciones con miras a alcanzarla. Por esta razón, él denomina a este tipo de comportamiento Inteligencia exitosa.
Por otra parte, puntualiza que “tres habilidades amplias son importantes para la inteligencia exitosa: habilidades analíticas, creativas y prácticas (Sternberg, 1998:496).
Las habilidades analíticas son aquellas que se utilizan al analizar y evaluar las opciones que están disponibles frente a una situación determinada. Estas habilidades incluyen la identificación del problema, la definición de la naturaleza del problema, montar una estrategia de resolución del problemas y monitorear los procesos que llevan a la solución.
Las habilidades creativas son aquellas que se requieren para generar opciones de resolución de problemas. Las investigaciones muestran que estas habilidades son distintas de las que mide el coeficiente intelectual y que se refieren a dominios específicos, por ejemplo un sujeto creativo en lo artístico no necesariamente es creativo en otras áreas.
Las habilidades prácticas se necesitan para implementar opciones en situaciones determinadas en contextos reales. “Un aspecto clave de la inteligencia práctica es la adquisición y uso del conocimiento tácito ” (Sternberg, 1998:497). El conocimiento tácito es aquél que se adquiere a partir de contextos reales específicos, es decir, en aquellos en que el sujeto debe hacer uso de su experiencia. Al igual que en la inteligencia creativa, según Sternberg (1997) las habilidades prácticas no son evaluadas a través de las pruebas que miden coeficiente intelectual.
Volviendo a los planteamientos acerca de los estilos de pensamiento, Sternberg (1999), haciendo uso de la analogía entre los estilos de pensamiento y las formas de gobierno, postula que los estilos no necesariamente pueden expresarse en continuos bipolares, sino más bien, a modo de un perfil de estilos agrupados en categorías. De esta manera, el perfil que él postula es el siguiente:
Función: Legislativo – ejecutivo – judicial
Forma: Jerárquico – Monárquico – Oligárquico – Anárquico
Nivel: Global – local
Alcance: Interno – externo
Inclinación: Liberal – conservador
Aplicación del Inventario de Estilos de Sternberg- Wagner:
Materiales: Cuadernillo y Hoja de respuestas.
Tabulación: En la hoja de respuestas aparece el Nº de preguntas organizadas en rectángulos que contienen 8 preguntas cada uno. Cada rectángulo corresponde a un estilo, siguiendo el orden siguiente:
Primer rectángulo: legislativo
Segundo rectángulo: ejecutivo
Tercer rectángulo: judicial
Cuarto rectángulo: jerárquico
Quinto rectángulo: Monárquico
Sexto rectángulo: Oligárquico
Séptimo rectángulo: Anárquico
Octavo rectángulo: Global
Noveno rectángulo: Local
Décimo rectángulo: Interno
Undécimo rectángulo: Externo
Duodécimo rectángulo: Liberal
Trigésimo rectángulo: Conservador
De esta manera, el puntaje alcanzado en cada estilo se obtiene calculando un promedio de las 8 preguntas de cada rectángulo. El resultado debe estar entre 1 y 7. Por ejemplo, si en el primer rectángulo las respuestas marcadas son:
1) 7
2) 5
3) 6
4) 7
5) 6
6) 5
7) 4
8) 6
El puntaje obtenido para el estilo “legislativo” sería 46/8 = 5.75
Este valor, junto a lo que se obtenga para el resto de los 13 estilos debe ser llevado luego a un gráfico que permitirá apreciar lo que Sternberg llama el “perfil de estilos”.
A partir de esto se observan los estilos dominantes.
La descripción de cada estilo es la que sigue:
- Estilo legilativo: a las personas legislativas les gusta hacer las cosas a su manera. Les gusta crear, formular y planificar cosas. Los estudiantes legislativos tienden a ser críticos con la enseñanza y muchas veces con razón. Prefieren actividades creativas y constructivas basadas en la planificación.
- Estilo ejecutivo: a las personas que tienen un estilo ejecutivo les gusta hacer lo que se debe hacer y, por lo general, prefieren que se les diga lo que deben hacer o cómo deben hacerlo. También les gusta imponer reglas y leyes (propias o ajenas). Prefieren problemas que ya les vengan dados o estructurados, les gusta realizar tareas y están orgullosas de conseguir realizarlas. Por esta razón, un equipo formado por una persona legislativa y otra ejecutiva pueden tener mucho éxito.
- Estilo Judicial: a las personas que tienen un estilo judicial les fusta evaluar reglas y procedimientos y juzgar cosas. Por ejemplo, si estas personas fueran columnistas preferirían más ser columnistas que reporteros. Como enseñantes pueden disfrutar más evaluando a sus alumnos que enseñándoles. Como supervisores les puede gustar más evaluar a sus empleados que supervisarlos. También prefieren los problemas donde pueden analizar y evaluar cosas e ideas. Las personas legislativas y judiciales pueden funcionar bien en equipo.
Toda organización necesita personas judiciales, además e legislativas y ejecutivas. Una o varias personas deben formular normas y planes, otras tienen que implementarlos y otras deben comprobar que funcionan. Ninguno de estos estilos es mejor que los otros, simplemente porque ninguna organización `podría trabajar a largo plazo sin que todos los estilos estuvieran representados. Una organización sin personas legislativas acabarían copiando a otras organizaciones. Una organización sin personas ejecutivas podría tener muchos planes que nunca se llegarían a implementar. Y una organización sin personas judiciales no podría evaluar cuáles de sus políticas y planes funcionan y cuáles no.
- Estilo Monárquico: las personas con estilo monárquico tienden a estar motivadas por una sola meta o necesidad a la vez. También tienden a ser decididas y resueltas con cualquier cosa que se les meta en la cabeza. A menudo las tildamos con ligereza de “obsesivas”.
- Estilo Jerárquico: las personas que tienen un estilo jerárquico tienden a estar motivadas por una jerarquía de metas, son conscientes de que no todas ellas se pueden alcanzar por igual y que unas son más importantes que otras. Tienden a ser sistemáticas y organizadas cuando resuelven problemas y toman decisiones. Quizás esto las pone en ventaja en los estudios y en muchas instituciones.
- Estilo Oligárquico: las personas con un estilo olgárquico tienden a estar motivadas por varias metas cuya importancia consideran semejante y que, con frecuencia, compiten entre sí. Les cuesta decidir qué metas son prioritarias, con el resultado de que pueden tener problemas para asignar sus recursos. Pueden tener aptitudes para trabajar de una manera óptima, pero estas aptitudes no siempre se manifiestan si se encuentran en una situación que requiere distribuir recursos.
- Estilo Anárquico: las personas que tienen un estilo anárquico tienden a estar motivadas por un amplio abanico de necesidades y metas que tanto ellas como otras personas encuentran difíciles de clasificar. Son más sistemáticas que asistemáticas. Tienden a desdeñar el sistema que se les impone. Como resultado, tienden a ser poco gratas para la mayoría de las organizaciones.
- Estilos Global y Local: estos estilos corresponden a un continuo entre dos polos extremos. La predominancia de ellos puede variar en función de la tarea, la situación y la etapa de la vida. Las personas globales prefieren tratar con cuestiones relativamente más amplias y, con frecuencia, abstractas. Las personas locales prefieren trabajar con detalles, en ocasiones ínfimos, que suelen estar centrados en cuestiones concretas.
- Estilos Interno y externo: al igual que el anterior, estos estilos también se sitúan en un continuo bipolar. Las personas que tienen un estilo interno tienden a ser introvertidas, centradas en el trabajo, a veces reservadas y con menos conciencia social que otras personas. En ocasiones también carecen de conciencia interpersonal, aunque sólo sea porque no se fijan en ella. En cambio, las personas que tienen un estilo externo tienden a ser más extrovertidas, centradas en las personas, abiertas y con más conciencia social e interpersonal. Algunas personas prefieren trabajar solas y tratar con cosas e ideas. Otras prefieren trabajar en colaboración y tratar con las personas.
- Estilos Liberal y Conservador: A las personas que tiene un estilo liberal les gusta ir más allá de los procedimientos y las reglas existentes y buscan maximizar los cambios. También buscan situaciones ambiguas o, por lo menos, se sienten cómodas en ellas y prefieren algún grado de incertidumbre en la vida y en el trabajo. A las personas que tienen un estilo conservador les gusta ceñirse a procedimientos y reglas ya existentes, minimizar los cambios, evitar situaciones ambiguas siempre que sea posible, y prefieren la seguridad en la vida y en el trabajo.
BIBLIOGRAFÍA
Chevrier, J.; Fortin, G.; Thérberge, M.; Leblanc, R. (2000) Le style d’apprentissage, vol XXVIII Nº1 (http://www.acelf.ca/revue/XXVIII/articles/02-chevrier.html)
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Sternberg, R. Y Kauffman, J. (1998) Human abilities. Annual Review of Psychology, Palo Alto:49 (479-502).
Witkin, H. & Goodenough, D. (1991) Estilos cognitivos. Naturaleza y orígenes. Madrid: Pirámide (1981)